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jueves, 12 de enero de 2012

IDOIA, EL RETORNO II (The Retorning Two)

 
Hola amiguitas! En el capítulo pasado, nos quedamos en el momento en el que yo luchaba contra los elementos: atrapada en medio de una fuerte tormenta de nieve cuando viajaba a la montaña para ver un pesebre viviente... ¿Habré conseguido superar el trance? Pues sí. Tras el congelamiento de varios miembros, incluida Mary Jane y mi bandolera de Prada,  decidí que la que quería seguir siendo viviente era yo, así que desistimos. Nuestros pasos nos llevaron hasta una tienda repleta de delicatessen. Mis caderas pueden dar buena cuenta del resultado.


Pero que bueno todo! Si comer este manjar fuera ilegal, yo estaría ahora mismo en el corredor de la muerte... No te digo más. Pero había que reponer fuerzas... Al día siguiente tenía la boda de unos amigos maravillosos...


La novia estaba preciosa con un vestido de invierno de raso con botonadura en la espalda. La rebeca de punto con manga francesa era maravillosa. Y el ramo... Me enamoré!

Para el enlace me decidí por un modeli “Blu, tablets & mini skirt” de Sherpas.


El tocado es de White (Blanco) del siglo XV. Lo estrené aquel día, aunque si os soy sincera, con el frío que hacía me tenía que haber puesto unas orejeras, una bufanda y un plumífero...



Esta monada es el detalle típico en la región. En las bodas se regala un "Confetti", una cajita o bolsita con almendras bañadas en caramelo. No es precioso?... Y antes de tomar el avión de regreso… ¿Qué mejor que un paseo por Roma?


Adoro sus cafés-restaurantes y el sol romano.


Comimos en uno de mis restaurantes con horno de leña preferidos, “La Pace del Cervello”, muy cerca del coliseo. Un lugar lleno de cosas antiguas y trastos donde además, se puede jugar a decenas de juegos.


Este manjar recién horneado se merecía una poesía pero lo que me rimaba con “pizza” no me resultaba muy elegante. Ejem. (Chiste de persona bajo los efectos del agotamiento)... Y antes de abandonar Italia... La foto de rigor. Una que en el fondo es una clásica...


Os ha gustado mi corto pero intenso viaje con Mary Jane? A mis cartucheras les ha encantado...
Han sido unas maravillosas navidades que ya han llegado su fin... Y si en New York se hace anualmente el encendido del árbol en el Rockefeller Center, este fin de semana, organizo el "apagado del árbol" con mis amiguitas. Prometo contaros todo con pelos y señales... Ah! Y si hay tiempo... REBAJAS!!! Quedará algo o como siempre sólo zapatos del número 48 y tallas XXSS para mujeres invisibles? Continuará...

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL MISTERIOSO CASO DE LA CERA DEPILATORIA

Muchas me habéis preguntado por mi próximo libro. Os aseguro que en breve trabajaré en ello pero la dirección de un nuevo proyecto me tiene ocupada al cien por cien. Os aseguro que es un nuevo y maravilloso reto que me llena de ilusión.  

                           Aquí me tenéis: durante una grabación en exteriores el pasado viernes 

Volviendo al libro, a algunas os tiene intrigadas el título:  “El misterioso caso de la cera depilatoria”… Queridas amigas, la cera es una increíble factoría de ideas para el suspense. Si Agatha Christie hubiera sabido de su existencia, no solo se habría depilado el mentón: seguro que una de sus obras míticas habría girado en torno a ese misterioso método estético… Y es que, nunca os habéis preguntado ¿Cuantas mujeres han sido depiladas antes que yo con esta cera que ahora tengo abrasándome las ingles? ¿Cómo era la anterior mujer que se hizo el bigote? ¿Tenía pelos blancos y duros, de esos que sirven para cepillar alfombras? ¿Quizá barba?... ¿Desde que año no cambian la cera en el centro estético de mi barrio?... ¿Desde el 78?... Cuando ya es imposible reciclarla porque se podría hacer un edredón nórdico con los pelos que tiene: ¿La envían al museo de cera para crear el busto de Chewaka? Muchas dudas me asaltan arrastrándome irreversiblemente hacia el mundo de la intriga… Quizá esos pensamientos sean malintencionados y en cada sesión de depilado cambian la cera por otra con un suave aroma a jazmín. Pero me temo que eso es tan cierto como que me confunden por la calle con Pilar Rubio. Es más, creo que en el último lugar en el que me depilé las piernas,  habían utilizado el recipiente de la cera para cocinar unos  callos a la madrileña o similar plato de cuchara. Por supuesto no he vuelto, temerosa de perder la vida al hacerme una limpieza facial. Soy mayor para asumir ciertos riesgos.
Hasta aquí puedo leer, pero os aseguro que el humor y la intriga están asegurados… Os iré contando...