Queridas
amigas, tras un tiempo dedicada en cuerpo y alma a mi próximo libro, a la obra de teatro, al Instagram, al Facebook y a mi nueva cuenta en twitter @bilbao_idoia , he hecho
un alto en el camino para poder deleitaros con otro de mis mundialmente
aclamados cuentos orientales. Así se titula el cuento de hoy: “La Reina Campechana”.
Érase
una vez un lejano país cuya reina era famosa en el mundo entero por ser muy
campechana y querida por todos.
-¡Ay, que campechana que
soy! ¡Todo el mundo me quiere!-
Se decía la reina Sandra Bullock IV todos los días – ¡La lará laritoooo! ¡Soy la reina más querida del mundo!
Y
su majestad tenía razón al pensar esto: en el reino jamás se había hablado mal
de ella y cuando su nombre aparecía donde fuere, siempre era para ensalzar su
figura. Incluso en los más cruentos debates, la reina salía airosa de cualquier
crítica. Si alguien osaba hacer estas afirmaciones:
-¿Para qué coño sirve una
reina? ¡Para salir en el Hola y llevárselo crudo!-
Pronto alguien le censuraba con poderosas armas retóricas:
-¡Usted se olvida del papel
que jugó la reina en la transición! ¿Y qué me dice de su firmeza cuando el
malvado payaso Tijeritas intentó dar un golpe de estado? ¡Fue fundamental para
asegurar la democracia en nuestro reino!
Con
estas tres máximas: su campechanía, su papel en la transición y su firmeza ante
el golpe, se defendió durante décadas la figura de una soberana y de una
institución que, a todas luces parecía ejemplar: Su esposo vivía volcado en la
protección de los burros y los osos panda, sus dos bondadosos hijos varones ya
habían formado un hogar, y su heredera, estaba destinada a ser una gran monarca,
aunque en un principio su boda con un tronista bisexual de Mujeres Hombres y
Viceversa no había sido bien vista por los más reaccionarios. Sí, la figura de
la reina Sandra Bullock IV era impecable. Hasta que de pronto…
“La nuera gimnasta de la
reina acusada de bajarse películas con el Emule” Le gustaban mucho las de Vin Diesel
Tras
esta terrible acusación, la familia de la reina se colocó en el ojo del huracán
y los rumores que siempre habían rondado por los extramuros de palacio comenzaron
a hacerse públicos: que si años atrás la reina se paseaba en vespa con un
estudiante de FP, que si ella también se bajaba pelis a cascoporro, que si no
soportaba a su marido ni a sus osos
panda… Los titulares campaban a sus anchas y si se llamaba al gabinete de prensa
de casa real para pedir información, te dejaban en espera con el primer disco de Manu Tenorio. Y cuando
parecía imposible que las cosas fueran a peor…
“La reina sufre un accidente
mientras cazaba conejos exóticos”
Estaba acompañada del príncipe y modelo de calzoncillos Hans von Rossenstalff.
En
ese fatídico accidente por el que tuvo que pedir perdón públicamente y estar
doce minutos de cara a la pared, conocimos al que desde ese momento sería “su
amigo entrañable”: un príncipe rubio que pronto relataría la relación de
amistad que le unía a la reina en varios dominicales. Pero él sólo era la punta del Iceberg. Andrés
Mortimer, el famoso biógrafo de biografías, adjudicaría a la monarca unos 10.500
amantes, casi todos modelos de calzoncillos o estudiantes de FP. Con un doloroso tirón
en los abductores, vapuleada por la opinión pública y sin poder bajarse
películas de Emule, la reina estaba desolada.
-¡Joder, estos cabrones de
la prensa!- Exclamaba en su
tono campechano- ¡Sólo queda que me pillen el dinero que tengo
en el paraíso fiscal de Maranganga!
Y
así fue. Encontraron en un banco de Marandanga varios millones de millones y un
pase VIP para sentarse en los Goya al lado de los Bardém. Poco después vendría el cambio de sexo de su hijo
menor, la abducción por unos extraterrestres de su amigo entrañable y la portada de su marido en Interviú. Al final, y tras abdicar a favor de su
hija, puso una tienda de fotocopias en Coslada y vive feliz en compañía de un
estudiante de FP que saca muy buenas notas.
Sí
amiguitas, a veces las cosas pueden dar un giro inesperado y cambiar nuestro mundo radicalmente, quizá a mejor. Nunca nos confiemos en tener las riendas de la vida sujetas, sobre todo si el caballo se ha tomado un Red Bull. Y colorín colorado,
este cuento se ha acabado… Ciao, ¡Os espero en twitter! @bilbao_idoia